Quienes conocen a Margarita saben que tiene un poder especial para aliviar y apapachar con las manos. Los masajes siempre fueron parte de su vida; le gustaba darlos, pero también recibirlos. Así que, cuando descubrió la opción de prepararse profesionalmente para eso, no lo pensó dos veces. Se graduó de la Universidad Nacional Autónoma de México, donde aprendió que cada zona del cuerpo, cuando la estimulas correctamente, tiene el poder de transformar su funcionamiento completo. También ahí descubrió el impacto que puede tener el masaje en una trayectoria fértil.
Margarita se considera una persona espiritual, por lo que piensa en su aproximación a sus pacientes como un intercambio de energías. Cree que para hablar de cuidado es necesario promover también el autocuidado: no puede ser un soporte para otras personas si no lo es para sí misma. Estar en una sesión con ella es recibir consejos y empatía, es tener la seguridad de que hay alguien que realmente quiere ayudarte. Es fiel creyente de que México necesita recuperar el valor de los masajes y volver a prestar atención a sus efectos.
Previo a la realización de cualquier tratamiento es necesaria la valoración de un profesional de la salud.
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